domingo, 19 de junio de 2011

Ya son 26

Ningún día es igual al anterior, por muy monótono que parezca y ningún minuto es igual a otro.
Así es la vida, en el pequeño recorrido que llevo por ella, me ah enseñado a la antigüita, el inolvidable “la letra con sangre entra” esta casi que tatuado en mi corazón.
Tuve una educación un poquito dura, que a los ojos de las demás personas, no fue nada fácil, imagina que pienso yo, que lo viví.
La neta si estuvo fuerte, mi padre jamás me puso un dedo encima, pero hubiera preferido que lo hiciera en lugar de azotarme con sus palabras, y como la que recibía el maltrato físico era mi madre, pues a ella también le mostraron el camino de la disciplina que podría impartir.
No me quejo del todo, gracias a esas, madrizas psicológicas, aprendí que es bueno y que es malo, aunque a veces parece que no lo entiendo o que no se cual es el camino.
Recuerdo que mencionan que a los dos años apague las velitas en el hospital, con miles de tubos por una mega enfermedad respiratoria.
A los tres, porté mi vestido de Diana Salazar con todo y paloma, creo que desde ahí traía un poquillo de maldad en el cuerpo. (Quien se viste de Diana Salazar… a los 3 años?)
A mis cumpleaños era raro que los festejáramos ya en la escuela, porque estábamos en finales o ya de vacaciones así que no fue cosa fácil ni bonita. Ya hasta la primaria, en el último año, mis amigas fueron a comer a la casa y un ratito.
En la secundaria era cosa de pastel en el salón y hasta ahí, por lo mismo de los finales y que nadie podía concentrase en una fiesta cuando al día siguiente tienes un examen difícil (porque hasta esa suerte tuve).
Mi fiesta de 15 fue horrible, a un mes antes de cumplir los 16 y con una geta del tamaño del mundo porque, en primera, no quería una fiesta de 15 años, no tenía nada que celebrar, mis papas ya había firmado el acto de divorcio, no teníamos dinero y mi mama estaba empeñada en hacer esa bendita fiesta, como promesa a mi abuela. En todas las fotos, TODAS y cada una de las fotos salgo con una cara que parece que me están leyendo el testamento de mi marido en el cual le dejo todo a la otra.
En mi cumpleaños número 17 amanecí en el hospital cuidando a mi mama de una operación delicada en la que me dijeron que pudo haber quedado en la plancha y 3 horas más tarde, era mi primer día en el trabajo que tanto soñé, Cinepolis.
Ya en la carrera era peor! Ya estábamos de vacaciones y la mayoría de mis amigos no son de la ciudad (amigos o enemigos, muchos no son residentes) así que ni por compromiso se quedaban.
Ahora, en mis años de libertad y exilio familiar, mi primer cumpleaños fuera del hogar materno me la pase trabajando, a 3 días de que el evento para el que laboraba se llevara a cabo, entonces, pues ni a qué hora ninguna cerveza, si dormía 3 horas y no podía trabajar cruda, así que cero festejo.
El siguiente, agarramos una borrachera mis compañeras de acuarto y yo, tremenda, bárbara, hermosa! Duro cerca de 3 días y ese era nuestro máximo, celebrar a todo lo que diera. Así que nada significativo.
El anterior me la pase en la calle de la amargura, el tipo con el que vivía me regreso a mi casa, me barrio y me pulió hasta donde quiso, no tenía dinero, no tenía trabajo ni idea de cómo iba a conseguir uno a la de ya para pagar tanta cuenta pendiente.
Este no tiene mucho de diferente, pero al menos esta menos trágico. Tampoco tengo trabajo, tampoco tengo dinero pero al parecer, tengo amigos que me ayudan a salir adelante, amigos que me apoyan, amigos que creen en mi, y aunque las cosas del corazón no estén de lo mejor, hay alguien que por lo menos me hace reír, no son nuestros mejores tiempos, por tantas presiones y malas decisiones que hemos tomado ambos, pero está ahí, intermitente, que es lo que cuenta.
No ah sido lo mejor, pero haciendo un resumen en general, eh aprendido muchas cosas que no me imagine que existían, eh descubierto cosas que no sabía que había, hice amigos que jamás me imagine que sería tan importantes para mí en estos momentos difíciles, y más que nada, eh aprendido a valorar todos y cada uno de los minutos que eh vivido, porque sin esos momentos, no sabría hoy, que la vida es mejor, si la vives feliz, con buena cara y solo poniendo tu mejor gesto para recibir un madrazo.
Ya casi es mi cumpleaños y ya son 26.




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